Hubo un día en el que me levanté inspirada y con ganas de llevar a cabo ese proyecto que hace tiempo estaba en mi lista de tareas: descartar el maquillaje que ya no usaba o que no estaba en condiciones y reorganizar mis cosméticos. En este post les cuento cómo hice la limpieza y les doy algunos consejos para que puedan hacer la suya y no desmoralizarse en el intento. Busquen bolsas y comencemos!
Dato: si buscan el término en inglés, es Decluttering.

Luego de muchos años de comprar y comprar, mi colección se descontroló y llegué a tener 5 máscaras de pestañas en la cartera, 3 labiales en el bolsillo del saco, esmaltes en los cajones, cajas, cajitas y todo tipo de compartimiento para almacenar. Desde hace más de 5 años el blog también es una excusa para adquirir y una fuente de productos, por lo que la cantidad de pomitos, lápices y frascos se multiplicó. Luego de la mudanza noté que usaba muchas menos cosas de lo que creía y que varias de las compras, que había amado hacer en su momento, habían quedado olvidadas en cajones (si, si, todo ordenado) que casi no habría.

En mi nuevo hogar tengo espacio pero, desde que me mudé, me concentro en no llenar todos los lugares disponibles, porque sé que no es bueno. Me propuse tener mis pertenencias organizadas y tratando de ocupar un espacio lógico, pero no cada centímetro. Fue por eso que dispuse de dos cajones y medio estante para acomodar mi maquillaje y el desafío será no superar ese espacio. Para ello me puse una regla personal por la que cada vez que compro algo nuevo, tengo que dejar ir algo viejo.

Les cuento cómo hice y les doy algunas ideas y consejos:

1- Juntar todo lo que tengas
Fue una tarea ardua, pero llevé todos los productos al lugar donde iba a ordenar y lo puse sobre la mesa, el piso y cuanto espacio libre había. Chequear bolsillos, cajones y viejas carteras es fundamental. No se ustedes, pero yo siempre llevo opciones en el bolso, para no quedarme sin poder elegir el tono de labial. Ver todo lo que tenía me horrorizó pero no me sorprendió, porque sabía que había estado acumulando por muchos años.
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2- Separar por categorías
Es un paso que pueden obviar, dependiendo la cantidad de productos que tengan. En mi caso me ayudó a hacer el trabajo más organizado y poder ver, realmente, qué me quedaba de cada tipo de producto.

3- Mirar las fechas de vencimiento
Es el filtro más obvio y el que más ayuda. Si los envases no dicen la fecha exacta, pueden mirar el dibujito del envase abierto y la cantidad de meses que dice que dura, una vez que fue usado por primera vez.
Otro recurso es oler, ante la duda. Eviten probarse cosas sobre la piel si tienen sensibilidad alta, porque si algo no está en buen estado, les puede producir una alergia o brote en la zona.
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4- Agarrar cada producto y hacerse preguntas clave. Les dejo algunas:
– ¿Hace cuánto que no lo uso?
– ¿Pienso usarlo en los próximos meses?
– ¿Me sigue gustando como cuando lo compré?
– ¿Es algo que hoy compraría? ¿Lo volvería a comprar?
– ¿Es del tono correcto para mi piel?
– ¿Lo tengo repetido? ¿Tengo muchos productos similares?
– ¿Se lo puedo regalar a alguien?
Es importante hacerse la serie de preguntas porque, muchas veces, cuesta sincerarse sobre el uso real de ciertos productos. Por ahí tenemos cariño por alguna cosa en particular y cuesta tirarla, pero es lo mejor.

5- Separar productos para regalar o donar
En mi caso dispuse de una espacio para que mis amigas puedan venir y elegir lo que quieran. Espero que se vacíe pronto, porque no quiero más esas cosas! También dispuse de varios productos para donar. Muchas veces, por el blog, recibo productos que no son el tono correcto o para mi tipo de piel y los dejo sin abrir. Son esos ítems los que separé para donar.
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6- Hacer una segunda pasada entre lo que conservaremos
Lo hago siempre que descarto ropa, libros o papeles. La segunda pasada, con un poco más de autocrítica y sinceridad, es clave para descartar algunos productos que no pasaron el primer filtro. Las preguntas son las mismas que para el primero y es un buen momento para revisar que no haya colores muy repetidos, por ejemplo.

7- Disponer de un espacio limitado
Elegir un espacio puntual y mentalizarse en que todo tiene que entrar allí. A mi me sirvió mucho saber que quería usar dos cajones y medio estante. De esa forma fui acotando mi selección y el proyecto tomó forma rápidamente.
Ya la forma de ordenarlo corre por cuenta de cada uno, pero si quieren también puedo hacer un post con ideas y consejos.
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Creo que lo más importante es sincerarse y tomarse el tiempo para hacer un buen trabajo. Es muy liberador y también interesante, porque a veces uno redescubre productos olvidados, que todavía se pueden usar. No se necesitan 3 días para hacerlo, porque con un par de horas y compromiso se puede concretar.

Espero que los consejos y mi experiencia les sirvan como motivación o ayuda. Seguramente haré un post para que vean de qué forma organicé todo, si es que les interesa. Me gustaría saber sus experiencias y ideas para hacer un proceso similar!