slider mascarilla barrio chino
Hace unas semanas tuve un evento por el Barrio Chino de Buenos Aires y aproveché para llegar un rato antes y recorrer los supermercados de la zona. Me gusta bastante ir pero, como no me queda cómodo, no lo hago seguido y me pierdo muchos hallazgos que suele haber en las decenas de locales que hay en esa pequeña área de la ciudad. Adoro quedarme un buen rato frente a cada góndola y darme la posibilidad de descubrir algo nuevo.

En mi  visita compré varios ingredientes que no consigo en el supermercado de mi barrio y cuando estaba por salir vi un estante con paquetes de papel madera que me llamó la atención. Leí la etiqueta y comprendí que se trataba de arcilla en polvo para hacer diferentes tratamientos. EUREKA!!!! Pegué un saltito disimulada y ahogué un gritito muy femenino. Nadie me vio…eso creo.
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Al investigar un poco (aquí) noté que había productos para diferentes fines y cada uno tenía un número que lo identificaba: pies cansados, celulitis y arañitas, circulación, etc. Como últimamente estoy enfocada en mejorar la piel de mi rostro decidí comprar la arcilla «Número 8», que dice ser «pura», sin agregados de especias e ideal para tratamientos de acné, limpieza profunda, nutrición dérmica, manchas, psoriasis, como antiarrugas, es desintoxicante y tonificante. Con que haga la mitad de lo que promete ya la amo! El paquete de 500 gr. lo pagué $23, un precio que me pareció súper justo.

mascarilla paso a paso
– Las instrucciones que vienen impresas en el paquete son muy sencillas: «mezclar con agua, aplicar sobre el rostro y enjuagar con agua», por lo que no hay mucho lugar para segundas interpretaciones. Si bien no decía la cantidad de tiempo que hay que dejar la mascarilla sobre la cara, decidí esperar hasta se secara, que me pareció lo más lógico.
– Coloqué unas cucharadas de arcilla en polvo en un potecito de vidrio y fui incorporando agua mineral (o de bidón) de a poco.
– Para mezclar la mascarilla utilicé una espátula de metal que tengo en mi kit y que uso para base. Previamente la limpié y desinfecté bien. Dado que iba a usarla para una mascarilla que va directo a la cara y para tratar acné, es importante que los materiales que utilicemos estén en las mayores condiciones de limpieza posible! Las que son maquilladoras saben que el brochero limpio es fundamental, por ejemplo!
– Agregué agua hasta que logré una consistencia que me preció adecuada: ni súper líquida, ni súper espesa. Fue fácil de aplicar sobre el rostro sin tener miedo de que se fuera «derritiendo» hasta llegar a lugares inimaginables.
– Como usé agua bien fría, al aplicarla sentí el rostro fresco y me gustó. La textura  de la mascarilla es cremosa y para nada áspera. Apliqué una capa fina y me aseguré de llegar bien hasta el cuello (no todo pero si debajo de la pera, etc.).
– Antes de aplicar la mascarilla me coloqué una vincha de toalla en el rostro y una toalla chica sobre el escote. Como no conocía bien el material preferí evitar manchas raras y un disgusto a la hora de lavar.
– Una vez que armé una capa pareja de producto sobre el rostro aproveché para relajarme y me quedé quieta un rato mientras se secaba.
– Tic tac, Tic tac…luego de 30-40 minutos mi cara estaba rígida y me sentía en un spa (I wish!). No sentí irritación ni picazón pero si ya me resultaba incómodo mover la boca o hacer gestos, porque la mascarilla estaba seca y comenzaba a quebrarse.
– Para retirar la mascarilla utilicé abundante agua tibia (no caliente) y luego me sequé el rostro con una toalla limpia (nada de usar un repasador de la cocina o la misma toalla en la que secan las manos todos los integrantes del hogar).
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mascarilla resultadosLuego de retirar la mascarilla apliqué agua termal sobre mi rostro y un poco de crema para pieles oleosas. Al día siguiente mi piel estaba bien, aunque no noté muchos cambios. Fue a segundo día que observé que los granitos estaban secos y que sentía la piel mas lisa. Al tercer día vi que no tenía nuevos granitos y los antiguo habían desaparecido. Ojo! Si tenía marcas en los lugares donde habían estado, pero la máscara me ayudo a secarlos y a evitar nuevos.
Como todo lo que hice sin tener mucha idea, lo mio con la arcilla fue prueba y error. Creo que salió bastante bien y no desperidicié producto, que era mi miedo más grande. Quedé muy contenta con los resultados y seguramente voy a repetir la rutina una vez por semana o cada diez días. Recuerden que no hay milagros en lo que a cuidado de la piel se refiere y que todo depende de nuestra constancia y el uso adecuado de los productos.
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Virtudes que noto en la arcilla en polvo:
– Mayor durabilidad: al no venir la mascarilla preparada se puede guardar fácilmente en un envase hermético y así se conservará por más tiempo.
– Más cómodo para transportar: se puede medir la cantidad de una aplicación y llevarla en una bolsita hermética o un pequeño envase con tapa.
– Fácil de preparar: cada uno puede hacerlo en su casa y hasta regular la densidad que le resulte más agradable.
– Se puede aplicar de forma puntual para «secar» un granito.

Como ya les dije, estoy ansiosa por probar otras arcillas enriquecidas con hierbas. Alguna de ustedes ya probó productos naturales para realizarse tratamientos? Me gustaría saber sus opiniones, leer sus comentarios y conocer sus experiencias. Espero que les haya gustado el post! Muchas gracias y hasta mañana!

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